1950, Seúl. La familia Cho siempre había tenido dinero. Tenían 6 niños, el abuelo era banquero, y toda la familia de la mujer eran inversores. Pero estalló la guerra de Corea y Corea del Norte tomó Seúl. A punta de pistola, obligaron al padre de familia a quemar todo su dinero.
Descorazonados, fueron a preguntar a un adivino, muy habituales en las calles de Seúl, en sus típicos kioskos (aun hoy en día siguen existiendo).
– Debéis cambiar el nombre de vuestro penúltimo hijo, Pung-yeon. Si no lo hacéis, la madre morirá. Si le cambiáis el nombre, el chico se hará famoso en toda Corea, aunque el hermano menor morirá.
Dada esta cruel encrucijada, los padres cambiaron el nombre de Pung-yeon por Chihun. Al poco tiempo, su hermano menor murió, cumpliéndose la predicción.
Pocos después el abuelo enseñó a Chihun a jugar a Go. Se sorprendió tanto del talento del muchacho que decidió enviar a su nieto a Japón a estudiar Go en 1962, con sólo 6 años.
Kitani Minoru fue su maestro. Cho Chikun (así lo llaman en Japón) se convirtió en jugador profesional con sólo 11 años. Obviamente, fue el orgullo de Corea.
Interesante historia, gracias por contarla.