Cuando el maestro sucumbió ante su alumno

libro de ChoHace poco Cho Hunhyun 9p, el gran artífice del baduk coreano, escribió un libro de título «El método de pensamiento del maestro».

En varias ocasiones jugadores profesionales han escrito libros sobre temas no estrictamente relacionados con el baduk, desde técnicas de negocio a filosofía de vida. Pero este libro, viniendo del hombre que puso el baduk coreano a nivel mundial, debe ser una joya.

He encontrado un fragmento en internet (en coreano), que os traduzco a continuación.


En 1988 el maestro Cho Hunhyun y su alumno Lee Changho se encontraban por primera vez en la final de un torneo. El maestro ganó, pero de las tres partidas jugadas, una la perdió de medio punto.

«La gente decía que Lee Changho tuvo suerte al ganar de medio punto. En realidad yo sabía que aquel niño de 13 años había calculado su victoria con ese margen, así que no se podía pensar que fue por suerte. Yo sabía más que nadie que no fue suerte

Dos años después, en 1990, se volvieron a encontrar en la final de un título (al mejor de 5 partidas). El resultado era empate a 2 hasta la última partida, que ganó Lee Changho. En aquellos tiempos Lee Changho, como alumno, vivía en casa de su maestro. Tras el encuentro ambos volvieron a casa sentados en el asiento de atrás del mismo coche.

«Una persona gana y otra pierde, pero al volver a casa la familia no nos podía felicitar ni consolar. Yo fuí directamente a la cama y Changho estuvo dos horas tocando piedras de baduk hasta acabar durmiendo. Para él fue el día más desbordante desde su nacimiento. Para mí fue el día que, con gran sufrimiento, buscaba la felicidad y la pena al mismo tiempo.»

En 1991 el alumno empezó a tomar título a título del maestro. Finalmente Lee Changho dejó la casa del maestro.

«Dicen que ganar y perder es algo cotidiano, pero al vernos la cara cada día bajo el mismo techo, la vida diaria era extraña, incómoda. Changho ya había aprendido todo y yo ya no podía enseñarle nada más. Changho, con el mismo rostro inexpresivo con que llegó el día que vino a vivir a nuestra casa, se marchó.»

El ya independiente Lee Changho se encontró de nuevo ante el tablero con su maestro Cho Hunhyun. El maestro estaba nervioso.

«Cuando me tocó jugar de nuevo con Changho fue durísimo. Mis nervios estaban al límite. En las profundidades de mi mente calculaba con precisión el resultado mientras que mi cuerpo se desmoronaba a trozos. Casí acababa tumbado en la silla, y acabaron llamando esto como baduk-tumbado. La postura que mostraba el emperador del baduk adulto ante un niño era la de aquel que cae penósamente hasta la ruina.»

En 1995 Lee Changho arrebató el último título pequeño a su maestro. Tras 20 años, el maestro se quedó sin un solo título mientras que el alumno lo tenía todo.

«Todo lo había perdido, pero extrañamente me sentía libre. Al no poseer ningún título ya no me podían robar nada. Cada vez que trataba de defender un título era tan duro que ahora me sentía ligero. Esta era la melancolía del perdedor. Por fin acepté que existía alguien que podía ganarme en cualquier momento.»

En 1998 se volvieron a encontrar en la final del título más importante de Corea, el Kuksu. Esta vez era el alumno el que defendía el título. El maestro ganó.

«En aquel momento jugué lo mejor que pude y con solo 159 movimientos logré la victoria. Para Changho ganar no era importante. Para mí significaba poder volver a alcanzar la cima. Por supuesto la cima no dependía solo de Changho. Podía volver a caer de nuevo. Así que a pequeños pasos tenía que dar testimonio que podía subir.»

En 1999 de nuevo se encuentran, y tras 1 victoría y 1 derrota, llegó la 3ª partida. El maestro confesó que quería ganar con ansia.

«Aquel día quería ganar con ansia. El año anterior le había ganado y tras 6 años volvía a tener el Kuksu. Pero tener la corona no era suficiente para mí. Con unos 150 mil dólares(sic) de premio para el ganador, podría llevarlo a casa y demostrar a mi padre que aun soy fuerte. A mi madre, ya muy vieja, quería darle el más caro regalo antes que muriera

Aunque el maestro logró recuperar algunos títulos, recorría un camino descendente. La vida de un pro también se cierra. La dictadura de Lee Changho duró 10 años, tras lo cual el genio del baduk Lee Sedol apareció en escena y le robó todo.

«Cuando Changho se quedó con las manos vacías, estuvimos hablando: << Cuando llegó el momento, perdí pero sin embargo me sentí cómodo. No tener títulos no significa nada definitivo. Si puedes mostrar mejor baduk, mejores jugadas, vendrán mejores resultados. >> Viendo esto sonreí abiertamente. Ahora Changho podía entenderme.

Chango, para ganarme, estuvo aprendiendo todo sobre mí. Buscó con ahínco donde estaba mi punto débil. Aunque claro, Changho también tiene puntos débiles. Y fue Lee Sedol él que los buscó. De esta forma progresa el baduk.

Con una manera de jugar distinta a la mía, Changho me ganó; y con una manera aun más distinta, Lee Sedol ganó a Changho. Aquel que quiera ganar a Lee Sedol tendrá que aparecer jugando con una manera nuevamente distinta

Esta entrada fue publicada en En Corea, Historia del juego, Jugadores profesionales. Permalink.

6 respuestas a Cuando el maestro sucumbió ante su alumno

  1. karadagian dijo:

    Muy bueno! Gracias por la traducción, Julio.

  2. francisco dijo:

    Gracias por la traducción. La cantidad de libros en Coreano, japones o chino interesantes que habrán de filosofia del Go o aspectos relacionados con la vida que son inaccesibles para el occidental. Por lo menos hemos leído un fragmento muy interesante.
    saludos,

  3. Xanday dijo:

    Genial, gracias por la traducción ^__^

  4. Sebastián dijo:

    Muchas Gracias!
    muy lindo el texto..

    Una joya para quienes no manejamos idiomas asiáticos, ni el inglés.

  5. Oscar Fajardo dijo:

    Gracias Julio

    Ojalá se anime a traducir más. Muy interesante e instructivo conocer la historia del maestro. Y si se anima a traducir el libro ya tiene un servidor que lo compre.

  6. yacoverino dijo:

    Gracias por la traducción. un sorbo de agua, en un domingo de sol. un sediento de baduk.