Leyendo un libro de problemas de Kobayasi Satoru (en su traducción coreana) me encuentro, al final de una sección, un texto muy interesante sobre psicología del juego que os traduzco aquí:
Hay gente que dice que le gusta el baduk, pero que últimamente ha perdido partidas de forma continua y que ya no le apetece jugar con nadie. Puede parecer incorrecto, pero por otro lado es muy comprensible. Perder en baduk no es solo visto como un error de autodisciplina, sino que uno acaba pensando «si juego aquí, mi oponente verá que no juego con calidad».
Aunque uno pierda, que bueno sería poder mejorar sin lamentarse ni sentirse desconsiderado por el contrario. Pero sufrir todos estos procesos, a la vez que se mejora, es parte del encanto del baduk.
Probemos a jugar jugadas extrañas sin tener vergüenza y sin obsesionarse con jugar solo movimientos correctos.
El baduk no es un examen a estudiar, ni resolver problemas complejos. No es tratar de encontrar la jugada correcta, sino poder decir «no tengo ni idea pero ¿qué pasará si pruebo esta jugada?«. Pensar sin ataduras y jugar. No solo en baduk, sino también con cualquier tema que uno aprenda en la vida y trate de acumular experiencia, no hay que tener vergüenza ni temor a priori, y hay que asumir muchos daños y poco provecho. Además en baduk, una gran ayuda para acumular confianza es retar a un oponente y disfrutar del reto.