Un jugador profesional decide ir de turismo por varias ciudades europeas. Alguien le comenta sobre la existencia del club de nuestra ciudad, y logra contactar con nosotros. El pro pasará una tarde por el club a dar una clase maestra. Juega con nosotros, nos enseña varias técnicas que no habíamos visto nunca, nos gana de manera sutil, sin que entendamos que pasó en el tablero, y se marcha. El club queda prendado con una de sus jugadas, que repetimos sin pensar.
Así deben sentirse los profesionales que jugaron con AlphaGo en las partidas de pair y equipo. Les visitó el maestro, les ganó con absurda facilidad, y se lo pasaron bien. Creyeron entender sus jugadas, y las memorizaron para explorarlas en futuros torneos.
Mientras tanto, el jugador más fuerte del club, Ke Jie, con ojos quebrados volvía a perder, en una 3ª partida que acabó siendo más imperfecta que la 2ª. Algo esperado, algo inevitable, pero donde el humano no había perdido la esperanza.
La partida de pair-go me parecía el evento más importante de la semana. El año pasado AlphaGo nos mostró jugadas absurdas cuando iba perdiendo en la partida 4 contra Lee Sedol, así que en el pair-go ibamos a ver si había aprendido a perder o no. Un equipo tenía que acabar perdiendo. El resultado es que AlphaGo ya hace buenas jugadas siempre, vaya ganando o perdiendo.
Acaba una semana donde AlphaGo ha dado otra sacudida a los conceptos del juego. El año pasado nos golpeó al corazón, ganando a Lee Sedol. Este año nos muestra miles de nuevos caminos.
El futuro viene con regalos. De momento Deepmind va a publicar 50 partidas de la máquina contra si misma (¡ya ha publicado 10, que parecen salidas de otro mundo!). También se plantean comentar las partidas de Ke Jie. E incluso se plantean hacer un interfaz público, donde poder evaluar una posición concreta.
No habrá más encuentros oficiales entre AlphaGo y un humano. Lee Sedol comentaba en una entrevista (link en coreano) que, si bien AlphaGo ha mejorado mucho y juega con más seguridad, un humano podría ganarle con 2 piedras de hándicap. Pero ya no queda nada a demostrar. Solo nos queda disfrutar de la libertad que nos ha dado AlphaGo, para jugar donde la intuición nos diga, aunque la teoría nos lo impida.